Semblanza de Eugenio de Jesús Marcano Fondeur
Estos párrafos no pretenden hacer una biografía del naturalista Eugenio de Jesús Marcano Fondeur, sino resaltar los aspectos más importantes en la vida y la obra de este dominicano notable. Consisten fundamentalmente en el discurso “Semblanza de Eugenio de Jesús Marcano Fondeur”, que ofrecí a propósito del acto de reapertura del Museo Nacional de Historia Natural, encabezado por su Directora, la entrañable amiga y colega Celeste Mir, el 17 de abril del 2007. El autor ha realizado correcciones de estilo y modificaciones a ese texto original. Se agregaron datos que se obviaron en la ocasión y que son muy importantes, mientras que se eliminaron otros y se hicieron precisiones necesarias. Adicionalmente, se han insertado algunas fotos facilitadas gentilmente por la familia Marcano Fondeur, así como citas y referencias que dan soporte a las informaciones más puntuales. Se publica a propósito de la conmemoración del natalicio del insigne naturalista y la celebración del Día Nacional del Biólogo (27 de septiembre, 2020) .
Hablar sobre Eugenio de Jesús Marcano Fondeur, más que un acto novedoso con pretensiones didácticas, es una confirmación del reconocimiento y el respeto a la memoria de un dominicano notable, un hombre que vivió con integridad y dedicación total a las ciencias que cultivó, con apego a los valores morales y a su nación. Emular su vida, no solamente su obra en varios campos de las ciencias naturales, constituye hoy un desafío muy válido. “Ser como Marcano”, con las diferencias propias de la individualidad, de los particulares quehaceres y los tiempos, bien pudiera constituirse en un lema de vida para muchos dominicanos de las actuales y futuras generaciones.
Nació el 27 de septiembre del 1923 en Licey al Medio, provincia Santiago. Aquellos eran tiempos difíciles para República Dominicana, cuando todavía mancillaban nuestra tierra los soldados de la primera invasión militar estadounidense y permanecían las secuelas del conchoprimismo. Sin embargo, la vorágine socio-política, marcada por la inestabilidad, el caos y la violencia, no pudo más que el encanto de aquellos campos cibaeños, de sus ríos y sus cañadas, de los bosques y la fauna, de sus barrancas llenas de fósiles… en fin, de todo un entorno natural hechizante que brindó a ese niño campesino la oportunidad de acercarse a lo que sería la pasión y el compromiso de toda su vida: la naturaleza dominicana.
Marcano ha sido uno de nuestros más destacados naturalistas, sin ninguna duda. Cultivó varias ciencias biológicas y de la Tierra por más de 50 años: Botánica, Zoología, Geología y Paleontología. Lo hizo con pasión inmensa y con la disciplina que demandaba una empresa de tal magnitud.
Entre sus aportes cuentan haber descubierto más de 300 especies desconocidas para la ciencia, y reportado otras 200 de cuya existencia en la isla no se conocía. Muchas de estas especies llevan su nombre como adjetivo específico, testimonio de una larga cadena de reconocimientos concedidos por científicos de diferentes países: Solenodon marcanoi, Anolis marcanoi y Diabrotica marcanoi son tres ejemplos. Pero no solamente especies llevan su nombre, sino también otras categorías taxonómicas, como Marcanoa, un género de musgo que él descubrió (Ducoudray, 1979).
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