Jardín Botánico, otra victoria verde de Santiago
En 1972, Joaquín Balaguer le impuso a Santo Domingo, el Jardín Botánico Nacional. Los berrinches contrarios a esta decisión no se hicieron esperar. Así como precipitadamente surgieron, también fueron olvidados por la historia. Hoy, la providencia del presidente cibaeño evidencia urbanismo originario.
Una historia contraria domina el Jardín Botánico de Santiago en 2004. No fue impuesto por Gobierno alguno. Nació de abajo hacia arriba. Resultado de auténticos ejercicios de democracia ciudadana. Evidencia de planificación estratégica territorial exitosa. Demuestra cómo Santiago sabe incluir los políticos de adentro y fuera del Estado, en sus proyectos.
Este emblema de oxigenación se ubica en la cuenca del río Jacagua. Obra concertada en el segundo Plan Estratégico 2010-2020. Visión compartida entre Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Ministerio de Medio Ambiente, SOECI, Ayuntamiento, oficina senatorial, Gobernación y sociedad civil. Su ubicación conecta las avenidas Estrella Sadhalá, Hatuey, José de Jesús Jiménez y Circunvalación Norte. Es acceso eficiente de movilidad para visitantes, corredores, ciclistas, estudiantes y turistas.
Sus 650 mil metros cuadrados tributan verde y visibilidad a los barrios excluidos del norte. También al distrito Jacagua y al Pico Diego de Ocampo. Con anterioridad fue un polígono urbano seleccionado por constructores para edificar multifamiliares al vapor. Se pretendía erigir caos en área de vocación natural, reserva silvestre y gestión de cuencas hidrográficas. Como memoria de esas maldades, el edificio sede de las oficinas del Jardín Botánico es huella indeleble de urbanismo anarquizante.
El Jardín Botánico de Santiago contiene decenas de innovadoras áreas. El Mariposario Greta con 20 especies de mariposas y plantas hospederas.
El Arboretum, una colección de árboles nativos, endémicos y autóctonos en 20 mil metros cuadrados con ébanos verdes, jacarandas, frijolitos, rosa de Bayahibe y ceiba haitiana, entre otras. El Laberinto verde con 3,600 metros de muros y trayectos de más de 2,000 cipreses. El humedal y la senda del Mangle repleto de gallaretas, cra-cra, tiguas, hicoteas y playeritos.
Igualmente, el Palmetum, Jardines del Cactus, Banco genético Caoba, Conuco dominicano, Rosedal, Frutal Taíno, Café sinfín, puente Colgante, Gazebo del Cerro y ciclo vía. El máximo esplendor lo aporta, el “Cristo de la Misericordia” ubicado en el cerro más alto. Impresionante escultura continente de la esencia resumida en “Laudato Si” donde el Pontífice reclama la defensa colectiva del planeta Tierra.
El Ministerio de Medio Ambiente auspicia. La Fundación Popular y Cooperativa La Altagracia, entre otras entidades, apoyan. Varios ministros muestran auténtico interés. Orlando Jorge Mera y Miguel Ceara Hatton. El primero, por su área de competencia de defensa apostólica del medio ambiente. El segundo por su sentido de promoción del desarrollo local.
Este Jardín Botánico, transformó el territorio en un emblema museográfico verde; espacio creativo de educación ambiental y salud colectiva.
Este Jardín Botánico transformó el territorio en un emblema museográfico verde
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